En la habitación,
como cada noche,
escucho tu llamada
una y otra vez
aprieto el botón rojo del teléfono...
Mi sonrisa se consume,
como todos los cigarrillos
que nunca fumé.
El cristal de la ventana
no me deja ver,
borroso,
quizá traslúcido,
pero no me sirve.
Solo quiero escucharte,
y lo preguntaré.
Cervezas vacías en la habitación,
alcohol derramado por mi vestido,
blanco que tornó en negro.
El cenicero vacío... de ceniza,
lleno de grises lágrimas.
La lluvia arrastra calle abajo,
miles de dulces pensamientos,
solo me queda la oscuridad,
que guardada en mi bolsillo
ahora sale para atraparme.
Nunca valdrá una canción,
nunca creeré más mentiras,
Y solo diré, "Llévame a casa".
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