martes, 11 de mayo de 2010

Tardes de.... Estudio ¿?¿?

Una tarde de biblioteca, en tu mesa al lado de la ventana, apartada del tumulto de gente que pasa sus rotuladores fosforescentes por encima de la cantidad ingente de apuntes sobre sus mesas. Los auriculares en los oídos, te distraes del mundo, solo quieres poder concentrarte en tus apuntes, pero la tarde pasa, y sobre la ventana repiquetean cada vez más fuerte esas gotas de agua que al principio de la mañnaa caían de un cielo plácidamente soleado que dejaba ver un dulce arcoiris detrás del lugar al que te acercabas, como cada día a estudiar. Ahora ya no repitquetean, las gotas se han convertido en frios pedacitos de hielo, granizos que golpean con fuerza los cristales de tu ventana, los truenos de la fulgurante tormenta acompañan a este dia tan peculiar.
Los auriculares no permiten poner la música más alta, pero a riesgo de molestar a los vecinos solitarios y estudiosos de las ventanas siguientes subes un poco el volumen. Pero nada, la tormenta no desaparece, tu ventana sigue llorando mares de granizos, los radiadores apagados desprenden frío en este mes de Mayo, la tristeza en la que ha tornado el dia te impide concentrarte en tus apuntes, ahora emborronados por ese boli de tinta líquida que sin querer posaste encima de una de las hojas. Lo intentas de nuevo, te olvidas por un momento de la gente que comenta el temporal, sigues concentrada en tu música japonesa, ésa de la que no eres capaz de entender nada, y por eso no se te mezclan sus palabras con las que lees en tus maravillosos libros psicológicos que de la miseria han de sacarte. Pero la gente pasa, y por tu ventana se queda mirando al patio interior, el lago del patio, antes vacío de agua, ahora lleno de grandes pedruscos de hielo, los canalones despidiendo agua a borbotones, los pinos zarandeando sus perennes hojas de un lado a otro, agarrandolas con todas sus fuerzas para que de sus ramas no se escapen enamoradas de la lluvia brillante que cubre el cielo Salmantino...
Sí, lo han conseguido, ya solo estás pendiente del tiempo que hace fuera, de la gente familiar, de tanto verla en la biblioteca, que se paran frente a ti para entre tus cabellos vislumbrar a través del cristal los trocitos de cielo que caen de las nubes, ya solo escuchas los truenos en tus tímpanos incluso cuando hace un tiempo que la tormenta ceso, pero incluso aun ves el refljo de los relámpagos en tus folios en blanco encima de la mesa... Pero si hasta comenzaste a entender palabras japonesas de la música de tu iPod!!! y ahora lo ves claro, este es tu día. Saldrás a la calle, te mojarás con la fria lluvia, sentirás los golpecitos del cálido hielo en tu paraguas, pero hoy te irás, no estudiarás, y simplemente veras el día desde el lluvioso puente Romano de la triste Ciudad de Salamanca. Porque si algo puede parecer más triste que tú en esta época de exámenes interminables, has de aprovecharlo, nunca dejes escapar la oportunidad de sonreir ante la difícil realidad. De todo momento borroso puedes obtener un pedacito de diamante claro y brillante como el soleado día con el que me desperté hace ya 8 horas.


Lo interesante que puede parecer el simple meneo de unas aburridas ramas, de unos árboles nada curiosos en un día de estudio intenso.... =)

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