martes, 29 de diciembre de 2009

Y tú, ¿Eres inteligente?

Y nos cabremos. Lo hacemos constantemente y por una gran cantidad de cosas. Pero, ¿tienen sentido esas cosas? bueno... al menos la pregunta es ¿siempre nuestros cabreos tienen un motivo... y en el caso que expongo aquí... tienen un motivo externo?
Nos enfadamos una y otra vez ante las palabras de un amigo, ante una mirada que no era del modo del que la esperábamos, ante una persona que nos molesta sin ni siquiera hacernos nada... incluso ante un día de lluvia¡¡!!

Pero todos sabemos que el verdadero motivo del enfado no es por supuesto ese hecho tan vanal como unas gotas de lluvia, o esas palabras de tu amigo que no esperabas recibir. Precisamente en esta última frase está la clave. Y sí... hacemos que todo gire en torno a nosotros, escuchamos una canción y creemos que habla perfectamente de lo que nos está pasando en este momento, vemos una película y podemos meternos en la piel del protagonista pensando que cuenta nuestra historia, cambiamos incluso la historia principal en pequeños detalles para acomodarnos mejor a ella... pero eso no pasará cuando no estamos comparándonos con una canción, con una película, o con un objeto inanimado ¡¡!!

Continuamente estamos interactuando con nuestros amigos, padres, jefes, profesores... Y también queremos que ellos nos presten las condiciones perfectas para introducir nuestra vida en esas condiciones y poder justificar nuestros actos, de otro modo... Esperamos que ellos digan lo que esperamos, que nos apoyen en cada decisión, que todo esté a nuestro favor... Esperamos que esa persona nos de lo que le pedimos, anhelamos una determinada relación con esa persona y nos desesperamos si no actúa como queremos, buscamos mil y una explicaciones para que él o ella no haga lo que nosotros teníamos pensando que hiciera....

Por lo tanto... ¿Nos estamos cabreando verdaderamente por algo que hace el otro? ¿Nos cabreamos por algo que no hace? ¿O nos cabreamos por lo que nosotros pensamos que debe ser y por desgracia no es?

Si estamos de acuerdo en la última cuestión, tenemos ya bastante camino recorrido ¿No?
Si somos nosotros los que esperamos algo, los que creemos que pasará algo, los que necesitamos que algo se dé de cierto modo... ¿Por qué si vemos que algo no se da de ese modo, no hacemos algo para cambiarlo? Si nos molesta que otra persona no haga algo por nosotros, hagámoslo nosotros, o pongámonos en marcha para conseguir lo que queramos, en lugar de quedarnos en el sofá de nuestra calentita casa en frente de la tele pero sin verla, pensando porqué él no te respondió como quisiste, o porqué ella no te dijo lo que sabía. Si algo nos molesta, hagamos algo para cambiarlo!

Desde la teoría de la inteligencia de Sternberg se afirma que las persona inteligentes saben adaptarse a la situación, además si no pueden hacerlo saben cambiar de situación y seleccionar una que les convenga, y además, si esta opción no es posible, saben moldear la situación para conseguir lo que desean.

¿Te incluyes tú en este grupo?

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Hablan Bidimensional Abrazados en Forma de Y


Duermen desafiando a la osa mayor,

se Abrazan en Y invertida.


Nunca llueve,
y sin embargo se mojan.


Respiran nitrógeno,
y no les afecta.


Se creen mágicos,
y se lanzan desde la roca más alta,
y sin embargo no se caen,
siempre se mantienen.


El murmullo de la luz de agua,
penetra en ellos,
e impasibles no lo escuchan.


Medían el tiempo en latidos,
hasta que dejaron de latir,
pero siguieron vivos.


Saltaban dormidos,
despiertos solo se miraban,
y sin embargo despiertos estaban tranquilos.


La burbuja los alcanzó,
no consiguió embrujar a los dos,
no entraban dentro,
no lo podían hacer juntos,
y con los mirada la alejaron.



Una medusa los tocó,
y fue ella quien se envenenó.


Al mar se desahogan,
y éste vacío se queda.



En habla bidimensional se comunican,
para que nadie los entienda,
y sin embargo nadie lo lograría,
aunque sus ojos se tornaran de nuevos en color,
aunque sus labios recobrarán el brillo,
aunque su pelo ondeara de nuevo.

martes, 22 de diciembre de 2009

¡¡ Cuando lo Halle, lo Sabré !!


Quizá no sepa lo que quiero,
quizá sea mucho,
o quizá apenas nada...
Pero ahora sé que aun no lo sé.
Lo único que sé,
es que cuando lo encuentre
sabré que lo estaba esperando ¡¡!!
Palabras, que conforman una melodía,
palabras que atrapan un sentimiento,
palabras que hablan por ti,
pero en el fondo..
Son solo palabras,
No sustituyen a un sentimiento,
No ganarán la pelea contra las sonrisas
Tampoco ante las miradas,
pero para unos ojos poco sabios
serán necesarias,
mientras que para los exquisitos,
serán la liberación¡¡!!

lunes, 21 de diciembre de 2009

¡¡ Menos mal que estaba Vacía !!


Y no sabes si acostarte. No tienes sueño. Sabes que al día siguiente no podrás madrugar. Pero te da por imaginar. Pensar de nuevo, no necesitas dormir para soñar. Quizá la botella de nuevo este vacía en la mesita, quizá no haga falta llenarla. Algo tan insignificante en un principio puede cambiar el rumbo de tu vida. Parecía imposible. Creíste que esas garras siempre te tendrían amarrado. No contemplaste la posibilidad de romperlas. Y de repente ocurre. Aparece. Te descoloca pero lo aceptas de buena gana, es precisamente el cambio que necesitabas. De repente se cae.

¿Y qué haces cuando crees que no hay marcha atrás? Tampoco es estable. Y tal como aparece parece desaparecer. Pero antes de que te des cuenta algo de nuevo interrumpe el curso del momento. Algo que algún día pensaste, aunque fuera durante un único segundo, de repente ocurre. Sin saber por qué, sin ninguna razón... O... al menos para ti. Pero ocurre. ¿Y ahora qué haces? Nada sucede tal como lo esperas, pero... ¿ es mejor o peor? Improvisación, sorpresas. Esta vez crees que no esperas nada más. Quizá aprendiste, quizá viste que no puedes tener todo bajo control, y así es como el bote de sal que antes rebosaba encerrado en el armario del fondo, ahora va vaciándose poco a poco para aliñar tu vida. Quizá todo el mundo ha de pasar primero por algo así. Quizá sea una etapa necesaria, alentadora, desgarradora... que siempre consigue extraer esa sonrisa, ese nerviosismo, ese tartamudeo tonto... Ya no esperas nada, todo ocurrirá, puedes intentarlo, pero también puedes vivirlo, sin medir cada paso, sin pensar como actuar y qué buscar... Solo Vivir ¡¡!!

El tapón de la botella rebota ahora contra el suelo, la botella volcada en la mesilla.. ¡Menos mal que estaba vacía!

sábado, 5 de diciembre de 2009

Carpe Diem


¿Por qué siempre nos emepñamos en buscar el motivo por el que el resto de la gente hace lo que hace? ¿ Por qué pensamos que cualquier cosa que nos digan tiene que tener una impliación más allá de las meras palabras? ¿Por qué le buscamos interpretaciones a todas las miradas? ¿Por qué intentamos hacer las cosas que le gustan al resto? ¿Por qué no hacemos lo que nos sale del corazón, y hacemos lo que esperamos que tenga un efecto en el otro?


No sólo es que con tanta estrategia no consigamos lo que queramos, sino que dejamos de actuar libremente, estamos encarcelando a nuestros impulsos, atando nuestra vida a las reacciones del resto, cegando nuestros ojos ante las miradas, amarrando nuestros deseos y sublenvándolos a los deseos de quien está en frente.

Caminando por la calle... miles de personas apelotonadas ante el paso de cebra de la calle más concurrida de la ciudad, a punto de saltar corriendo en cuanto una luz verde comience a brillar, nadie se fija en quien está a su lado, todos juntos y sin embargo tan separados, notando su respiración cerca, y olvidando que fue así a los dos minutos. Miradas furtivas ante el cruce con otras personas, murmullos en la cabeza que nunca saldrán de ahí. La luz se pone verde y todos cruzan en pelotón, todos se desvían, cada uno se dirige a su destino, y sin embargo, incluso así, tú en tu cabeza estás pensando cómo debes actuar, que no puedes hacer en una calle concurrida de gente aun cuando nunca viste a esa gente, aun cuando no los volverás a ver nunca, pero actuas para dar una imagen de ti que quieres dar, para mostrarte tal como quieres que ellos te vean. ¿Eres tú?

Tan simple y tan complejo. Rodeado y vacío. Pero... ¿Y cuándo quién está a tú lado sí es una persona importante para ti? ¿Cómo actuamos entonces? ¿Somos verdaderamente nosotros?
Igual que en la concurrida calle, intentmos parecer quien queremos ser, y peor aun, intentamos ser quien la otra persona quiere que seamos. Intentamos gustarle, atraerle, hablamos de los temas que él espera escuchar, comentamos las jugadas que sabemos que le atraerán, pero... esto se acaba. Nunca podemos intentar por mucho tiempo ser alguien que no somos. Estamos encarcelándonos, y al final hemos de salir. No tenemos tanto control, no somos siempre tan racionales. ¡Y menos mal! Por fin seremos nosotros, por fín actuaremos como de verdad queríamos, gustaremos a la gente por lo que somos, y no por lo que intentamos ser. La primera impresión cuenta demasiado, por eso buscamos gustarle, pero eso se convertirá en frustración si luego no somos así realmente. ¿Por qué no hacemos en cada momento lo que nuestro cuerpo nos pida? ¿Por qué no gritamos sin ningún motivo, tan solo porque queramos escuchar nuestra voz? ¿Por qué no corremos entre la multitud cuando todos andan a un ritmo acompasado, solo porque queremos diferenciarnos del resto? ¿Por qué no hacemos esas cosas en el centro de la ciudad, que sí hacemos cuando estamos con alguien, y que nos parece impensable hacerlo solos?
¿Por qué no vivir unidos y a la vez individuales? ¿Por qué no ser como somos en cualquier momento?
Dejemos de buscar las explicaciones a todo lo que el otro haga, vivamos cada momento como si fuera el último, porque el carpe diem no ha de quedarse en una frase histórica, hagamos lo que deseemos, gritemos, saltemos, digamos lo que realmente queramos decir, séntemonos en frente y comencemos a hablar. ¡No hemos de medir cada una de nuestras palabras, dejemos que nuestros sentimientos guien nuestras frases, dejemos que sean ellos quien hablen, actuen y vivan por nosotros, con nosotros, y para nosotros!

jueves, 3 de diciembre de 2009

¡Fuiste... Un cubalibre sin Hielo!

Cascada de pensamientos. Palabras inconexas. Frases sin sentido. Discursos al aire.

Porque siempre acabo hablando de ello. Porque mis neuronas no dejan de enviar mediante sus sinapsis y en sus neurotransmisores los mismos impulsos que enviaban hace días. Porque aun me pregunto por qué sigo pensando lo mismo. Sé que ya no lo siento. Sé que ya no lo tengo dentro. No me duele, no noto su peso sobre mis hombres, no noto el dolor de las punzadas atravesándome el corazón...!! Pero sé que estás aquí. Aun me haces pensar. Creo que tengo que reorganizarlo. Las palabras han de conexionarse, los sinsentidos esta vez habrán de entenderse, y tú serás quién escuche el dircurso!!

Pensé que lo eras todo, pensé que llegarías a ser aun más, pensé en ser para tí, creí que eras para mi. Pero el verano llegó, todo cambió, la distancia emborronó la claridad como una de esas malas gomas que se venden en las papelerías y que malamente intentan borrar a ese blando lápiz de dibujo con el que escribí mil veces tu inicial junto a la mía. Ya no se ve, pero sabes que está ahí. Ya no se lee, pero sabes que siento que algún día latió ahí.

Así me sentí. En realidad fuiste un "cubalibre sin hielo", un adios sin despedida, un abrazo sin acercamiento, un grito sin voz, "una cama sin mantas"...

En la distancia, sí, pero aun queda marcado, aun lo recuerdo, aun tus fantasmas me acechan en la noche con la más amable de las sonrisas. Pero esta vez los utilizaré, está vez me ayudarán.

Sé que te idealicé, me costó despegarme de ti como a ese celo recién pegado entre dos papeles. Pero ahora, a la luz de la claridad, después de comprar un lápiz de escritura, cuya mina si se borra sin emborronamientos, cuyas palabras pueden llevárselas las papeleras tras hacer una bola con el papel... Ahora sí lo sé, lo recuerdo, y no te odio por ello, lo siento lejos, y te adoro, es cierto. Aun te quiero, y lo haré siempre. "Fuimos dos perros callejeros, jugando a hacernos daño, jugando a no entendernos", pero sí, de nuevo estás en mi cabeza. Nunca habías estado así, ahora, a destiempo, te escucho, te reprocho, lo siento lejos, mi goma es de buena calidad esta vez. Lo peor es que lo sé, no eras tú, tú eras únicamente quien yo quería que fueras, para mi lo eras, pero ¡Sí! en pasado estoy hablando, pues es pasado aunque me queje, es pasado aunque lo haya negado hasta ayer, es pasado y es lo importante, sé que lo es, ahora puedo despegar el celo como se despega después de años sin moverse, flácido, sin fuerza, ahora... se despega fácilmente, ha perdido su vitalidad, y es lo importante. Tú lo sabes, lo sabrás, quizá lo añores, pero no hay remache posible, y eso es lo importante, es pasado aunque me quejaba.

Retazos de "Malos pensamientos" canción propiedad de La Fuga. Es completamente mi sentimiento en el momento de escribir estas letras, Gracias.
http://www.youtube.com/watch?v=FX77pdbAHTE

martes, 1 de diciembre de 2009

Cuadrando el Círculo¡¡!!

Me giro, te veo, tu olor, esos momentos, tu recuerdo, tus palabras vuelven a sonar en el mismo tono, nada es igual, no te siento, no quiero acercarme, verte me basta para saberte, escucharte me basta para sentirte. Por fin te sé lejos, por fin te siento como nunca.
Liberada, me rio, te ries, te comprendo, no te anhelo, no te amo, te quiero.
Sueños sin compartir, respuesta hallada, libertad conseguida, vuelo alzado.

¿Por qué mientras la realidad se acercaba yo sentía que cada vez tú te alejabas más?

Quizá siempre te esperé, inconscientemente, pero lo hice, te anhelaba, te vigilaba... Verte de nuevo, tenerte tan cerca, que hablaras solo para mi, que la sonrisa de tus labios fuera por mi, me recordó lo bueno que hubo antes de todo, lo que merecía la pena de todo lo anterior, y así es como ha de estar, estarás lejos, igual en la distancia, siempre cerca porque sí, pero lejos.

¡Por fin completamos el imposible Cuadrado del Círculo!

"Y me escapo, salto del suelo a la Luna¡¡!! "

sábado, 21 de noviembre de 2009

Reencuentro en Brompton Road

Caminé lentamente. Mis pasos eran pesados, tranquilos, descompasados... Sentía que me acercaba al final. Pese a la lentitud de mi cuerpo, mi mente se aceleraba más y más, cada vez una nueva imagen pasaba por mi cabeza. Unos minutos antes me había sentido la mujer más desdichada del mundo, pero en ese mismo segundo me sentía a punto de estallar a gritar, a punto de atravesar el Támesis a nado en un abrir y cerrar de ojos, a punto de montar en el London Eye y saltar desde lo más alto sin hacerme ningún rasguño en la caída... Pero la dicha no duraba mucho, pues al minuto siguiente de nuevo sentía ese escalofrío en mi cuerpo que reflejaba mi inseguridad, mi miedo...

Ahora lo tenía ahí, al final de Brompton Road.

Paseé al lado de los brillantes escaparates de Harrods, la Navidad estaba cerca y cada escaparate era aun más sublime que el anterior, la noche estaba marcada por la melodía de "For Elise" de Beethoven, que podía escucharse a través de los altavoces del gran centro comercial. El ambiente no podía ser más idóneo, el momento no podía parecer más preparado para la ocasión, la gente caminaba feliz, los chiquillos les gritaban a sus padres lo que querían por Navidad, las familias paseaban tranquilas con sus abrigos atados hasta el cuello. Hacía mucho frío pero el lugar era tranquilizante, atrayente, podría incluso decir que intentaba decirme algo, quizá intentara decirme que ése era el momento, que lo peor había concluido, que lo mejor estaba por llegar. No podía sacarme de la cabeza las suaves notas de la melodía de Beethoven... Una y otra vez las escuchaba repiquetear en mi mente, una tras otra, una tras otra... Me embargaron las ganas de coger un piano, de comenzar a tocarla incluso sin saber nada absolutamente de piano, ni de solfeo... En mi mente se comenzaron a dibujar las notas... Mi mente cada vez reproducía la melodía más rápidamente, una nota cabalgaba sobre la otra, incluso se confundían entre sí... La melodía pareció convertirse en una de esas canciones que ponen en las películas justamente cuando ocurrirá algo malo, algo que asustará... No lo pensé, ¡Sólo comencé a correr! Parece que este era otro de esos momentos en los que la angustia me abrazaba, la inseguridad me ataba a sí misma con sus esposas, el miedo se apoderaba de mi mente, robaba mi dulce melodía y la hacía parecer cada vez más grave, cada vez más fuerte, cada vez más desgarrante... Sigo corriendo por la ciudad... Atropello a esa gente afable que se dirige a visitar el precioso Londres de noche, una noche fría pero tranquila, tranquila para todos menos para mí... Los niños se asustan al verme correr de ese modo y se abrazan a sus padres, los perros se apartan gruñendo, no sé a dónde me dirigo, no sé a dónde estoy yendo.... llego al final de la calle, no sé a donde dirigirme, pero mi cuerpo actúa mucho más rápido que mi mente, corro y corro hacia delante, sorteo los coches, y ya al otro lado de la calle, me paro. Mi mente se relaja, los acordes de la melodía vuelven a sonar lentos, acompasados, con su ritmo habitual. Mi mente recobra la claridad, yo no debería estar allí, ¡Él me estaba esperando!

Hacía años que no le veía, nuestra única comunicación en los últimos años había sido gracias al e-mail, pero ahora estaba allí... y yo no quería ver por qué, no quería reconocer que un viaje desde Madrid a Londres no se hacía en vano, aun sentía ese miedo que él tuvo la capacidad de producirme siempre, esa inseguridad que él plantó en mí, y que regó para que creciera... Pero ya todo había cambiado, todo había acabado, ahora por fin podría ser lo que siempre esperé, lo que parece, que siempre esperamos, y sin embargo... no podía... no me atrevía a girar, no me atrevía a volver a la puerta del grandioso centro comercial, donde debería verle, donde debería esperarle, pues como de costumbre, nunca llegaba a la hora...

De repente algo perturbó mis pensamientos... Sentí como unos ojos se clavaban en mi nuca. Yo aun seguía mirando hacia delante, tenía detrás a Brompton Road, y con ella a Harrods, pero sentí algo, sentí alguien detrás de mí, no quería girarme, me daba miedo, de nuevo la melodía de "For Elise" comenzó a acelerarse en mi mente, pensé que estaba loca, pensé que de nuevo iba a salir corriendo sin rumbo, pensé que nunca tendría que haberme acercado hasta allí... pero súbitamente unos brazos me estrecharon por detrás, un escalofrío quiso recorrer mi cuerpo pero al instante noté que me sentía protegida, olí de nuevo su perfume, no lo había olvidado desde la última vez, desde aquel último día que me despedí de él con dos simples besos en la mejilla, sentí que era él, le escuche respirar y con eso me bastaba, no me hizo falta darme la vuelta para saber que mis mejores deseos se habían cumplido y que mis peores miedos habían sido enterrados para siempre, no me hacía falta girarme para saber que ese sería el mejor momento de mi vida.

La ciudad iluminada, los coches cruzando de un lado a otro, la gente alborotada, las luces de Navidad parpadenado en la noche... y él y yo de pie, en medio de la calle, sin movernos... le agarré las manos, era él, por supuesto que era él... "Pequeña... ¡Te quiero, y siempre te he querido, nunca dejé de hacerlo!" me susurro al oído. Me giré y lo abracé, ni siquiera pude mirarle a los ojos, ni siquiera pude ver su cara, no podía separarme más de él, no podía alejarme de sus brazos, pues ahí estaba. Después de años de incertidumbre, después de mil momentos de pensamientos contradictorios, después de que 100 amigos se cansaran de escuchar mis delirios... ¡Por fin! ¡Por fin se había cumplido, por fin estaba conmigo! Nos pasamos así unos minutos que para mí parecieron segundos, sentía una inmensa felicidad que me alejaba del mundo. Nos separamos, nos miramos a los ojos con una expresión seria, una expresión de añoranza, de pura felicidad, con un brilla en los ojos... una expresión de deseo, ambos empezamos a reir como locos, estaba claro, ambos manteníamos las mismas dudas, los mismos sueños, los mismos deseos, ambos habíamos sido unos incomprendidos... Y así, en el centro de Londres, nuestros labios se unieron para no decir ni una sola palabra más... "Te adoro".

http://www.youtube.com/watch?v=HjeuxlTj3IA

viernes, 6 de noviembre de 2009

Ven, Acércate.

Hoy es un día de tantos, un día extraño de extraños pensamientos, extrañas conversaciones sin respuesta a la luz de un flexo brillante y penetrante cuya luz odio, nada encaja en una tarde como esta, aun cuando todo está desordenado, aun cuando nada está en su lugar.
Todo me resulta extraño, pero probablemente nada lo sea. Hoy es una de esas tardes en las que la única compañía posible son las sábanas de una insultante cama con las mantas patasarriba. Uno de esos días lluviosos en los que la imaginación se hace con el poder de la habitación. Nada parece ahora lo que me parecía ayer. Todo cobra un nuevo significado. Mi mente se despega de mi.

De repente me parece ver una neblina que cubre toda la habitación, los sueños embriagan el lugar, la duda parece llegar arrastrando todo a su paso. Un constante repiqueteo en el cristal de mi balcón hace que abandone las calientes sábanas de mi morada, se ha hecho de noche. Salgo al balcón entre un mar de gotas de lluvia que caen lenta e inocentemente sobre la ciudad. A lo lejos aparece una luz brillante, magnifica, arrebatadora... pero dolorosa, aterradora... pues es seguida de un penetrante estruendo que recorre las vacías calles de la ciudad. Mi balcón no está resguardado, la lluvia comienza a mojarme, mi cuerpo se estremece ante el frío mezclado con el vaiven de luz e inmenso ruido, pero allí me quedo, paralizada, sin poder entrar de nuevo en mi habitación, que ahora parece lejana, cálida e inalcanzable.

Mi cuerpo parece estar sostenido mágicamente, no responde a mis mandatos, no se mueve... Sin embargo, allí continuo, el día más triste parece traer consigo los recuerdos más alegres, las añoranzas más profundas, los deseos más fervientes.... Recuerdo esas mañanas en las que me despertaban tus caricias, tus suaves besos en mi oreja, tus dulces palabras, tus calidos brazos estrechándome fuertemente contra ti en esa cama en miniatura en la que apenas cabíamos los dos. Mi mente se llena de imágenes cómicas, esos momentos en los que no sabía que decirte, en los que no sabía como actuar, en los que me quedaba paralizada hasta que tú me llamabas.... "Ven, acércate¡!" Recuerdo esas tardes en aquel patio, esas charlas interminables que hacían que me perdiera en tu mundo, que perdiéramos las horas dándonos cuenta de que la noche había pisado nuestra tarde, para dirigirnos a tu casa, a dormir juntos mientras intentábamos hacer como que no había ningún problema. Pero ambos sabíamos lo que nos esperaba. Era difícil salir impune de ese sentimiento, era imposible salir impune de ese dolor embriagador que se empeñaba en interponerse entre ambos.

Ahora, cada vez que pienso en ambos, agarrándonos fuertemente, recorriendo las calles de la ciudad iluminada, un relámpago ilumina mi pensamiento, pero un estridente trueno aleja de mi toda la alegría, atrae el dolor, me desgarra el alma, no fuiste tú, no fui yo. ¿Qué hacer cuando nadie tiene la culpa? ¿Qué hacer cuando no eres tú el que puede cambiarlo? Ahora nada que ocurra podrá hacer retroceder el tiempo, y es que, ni siquiera retrocediendo podríamos volver a comenzar. Esto es algo más grande que nosotros, algo más fuerte, una cadena que nos ata de pies y manos, una dura cadena que nos retiene. Y ahora, en la soledad de la noche giro mi mirada, veo mi cama, mi habitación sigue pareciendo la cálida habitación de la que salí, pero ahora algo la tiñe de un negro sedoso.... Todo lo que en ella está me recuerda a ti, las sábanas que antes dejaba que me abrazaran en las amargas noches como esta, los atuendos que solía ponerme cada mañana para sentirme mejor, la decoración que recorre cada una de las paredes, eso que tú siempre utilizabas al salir de mi casa, y ¡cómo no! eso que siempre utilizabas al entrar. Ahora todo eso me parece demasiado lejano, demasiado irreal. Quizá nunca pueda volver a ser así, quizá nunca vuelvas a usarlo, quizá todo me recuerde a ti sin la posibilidad de acercarme. Y sé que nadie tiene la culpa, nada podemos cambiar por el momento. Sé que puedo esperar, que puedo intentarlo, pero las horas se convierten en días, y los días en meses... A veces siento que no me queda paciencia, cada trueno de la noche me lleva un pasito más hacía la desesperanza, la tormenta se acrecienta. La lluvia cae ahora con fuerza, sigo en el balcón, las velas de mi habitación tintinean ignorantes. Yo sigo paralizada en mi balcón del sexto piso.

Mi mente da vueltas cuan cacerola hirviendo, llena de recuerdos, aliñados con desesperanza y con un humeante vapor de decepción. Miro hacia abajo, las luces de la calle se habían apagado, únicamente quedaba una, una luz solitaria que se apagaba y se encendía, una luz que parecía reflejar mi estado de ánimo durante los últimos meses, una luz que parecía llamarme... De repente la música se dejó de escuchar, las cálidas luces de mi habitación se apagaron ante mis ojos, el olor a incienso desapareció por completo, la lluvia seguía cayendo, pero los truenos parecían cada vez más lejanos. Cerré los ojos, ya no era capaz de ver los brillantes relámpagos, ni las pocas estrellas que intentaban hacerse un hueco en el cielo ocupado por las nubes. Sentía como caía. El aire rozaba mi cuerpo, el frío cortaba mi magullada piel. Mi pelo volaba lentamente hacia arriba, mis manos no se alargaban para resguardarme, poco a poco veía como se acercaba esa única farola titubeante de la calle de abajo, sentí dolor, sentí amor, sentí desesperación, sentí que debí decírtelo, que debía llamarte... Y una lágrima salió de mis nublados ojos, una lágrima que cayó antes que yo, llegó al mojado suelo antes que mi inerte cuerpo. Mi alma ya se había ido, se sintió liberada. La farola dejó de iluminar la calle por completo. Esta vez no volvería a encenderse. De repente te ví junto a mí, sentí como me cogiste y me elevaste mientras todo lo demás caía.

Y Aunque ya nada fue así, al menos ese fue el último dulce sueño antes del último amargo adiós.

jueves, 5 de noviembre de 2009

"Preaviso"

13 de junio de 2009

Lejos de todo te pones a pensar, tu mente sucumbe a los más fervientes deseos, y sin embargo te das cuenta de que tan solo son eso, ¡Simples deseos! Caricias que emanan de un sentimiento vacío, un soplo de aire recorriendo tu piel mojada, un penetrante abismo a la luz de la vela más candente. Pero no consigues ir más allá, no consigues materializarlo, no consigues agarrarlo entre tus dedos y mantenerlo a tu lado. Pese a todo, sabes que peleaste, luchaste por ello, pero siempre te quedará la duda... ¿Y si no hice todo lo que pude? ¿Y si aun tenía ante mi un largo camino de innumerables baches, repleto de vaivenes, sobre los cuales tendría que mostrar mi valía? Y poco a poco... en la inmesidad de la soledad, te das cuenta de que así es, nunca haces todo lo posible, te rindes y no lo ves, te caes, y crees que solo te agachaste, te sientes perdido, y crees que un mapa te ayudará a encontrate, y sin embargo, no lo viste. No fuiste capaz de avanzar en la oscuridad del temible bosque, no fuiste capaz de dar un paso adelante sin saber cual de los baches te repostaría menor daño, no te arriesgaste, no confiaste en que ese ser con garras podría cambiarlas por delicada seda, no confiaste en el abrazo de la locura, pero tampoco lo hiciste en ti mismo.
Sientes como te alejas de la realidad, te evades, tu mundo es ahora aun más oscuro si cabe, pero por fin, ves un brillante rayo de luz al fondo. Ahora sabes que ese roce de aire en tu piel mojada no era tan efímero, te das cuenta de que con un movimiento, con un desvío de tu mirada, con el puño cerrado, hubieras convertido esa caricia en un movimiento lleno de sentimiento, hubieras podido sentir, que ese soplo de aire no era tan solo eso, sino una respiración caliente pegada a tu nuca, y así, nunca hubieras desistido, pues por ardúo que fuera el camino, siempre estaría contigo, siempre sentirías su tacto en tu mejilla, siempre sentirías las cosquillas que recorren tu cuerpo cada vez que roza tu cabello.

10 de enero de 2009

-¡Ey, corre, levántate! Tenemos que ir a la biblioteca, te quedaste dormida leyendo en el sofá.

-¿Qué...? Pero... Estamos en vera-...

-¿En verano dices? jaja Ya me gustaría a mí... ¡Estarías soñando! ¡Corre, te estamos esperando!

-Em... voy, aunque más que un sueño, parecía ser un aviso...

-¿Un qué? ¿De qué estás hablando? Creo que sigues un poco dormida, ve a la lavarte la cara a ver si te despejas....

Matriz Hipercompleja

Camino lentamente por las calles de Londres, atravieso un puente sobre el Támesis, que de repente se vuelve pequeño, insignificante... y sin embargo, navegan bajo él, gran cantidad de navíos de gran tonelaje. Continuo caminando sin rumbo alguno y paso al lado de una estación que sin duda me parece la de Brompton Road. De repente ante mi aparecen ellos. Me encuentro con mis amigos a los que hace 7 meses que n veía, aquellos a los que deseaba ver casi más que ninguna otra cosa en el muundo. Abrazos interminables, lágrimas de emoción, comenzamos a hablar sin parar, cada uno ardía en deseos de contar como había pasado sus meses lejos del resto. Sus historias eran maravillosas, habían conseguido notas impresionantes en sus estudios, tenían un trabajo perfecto, habían encontrado al amor de su vida... Sin embargo yo...
Los dejé hablar mientras me contagiaban su alegría, y llegamos al barrio de Nothing Hill. Entramos en una de las cafeterías más lujosas de Londres, mi amigo nos invitaría a té y café, después arrasamos las tiendas, y compramos miles y miles de golosinas para la fiesta que celebraríamos esa noche, para celebrar nuestro reencuentro. De repente pasamos al lado de una tienda en la que estaban expuestos antigüedades y fetiches negros, todo cambio, me vi reflejada en el cristal del escaparate, estaba sola, mi cara estaba roja del frío que reinaba en el triste Londres, mis ojos estaban llorosos, mis manos tembablan... Pero aun así, mi cara, incomprensiblemente reflejaba una profunda sonrisa.
Oía gritos, la gente corría de un lado a otro, una avalancha de agua cayó sobre mí, pero yo no sentí nada, no conseguí ver nada excepto esas antigüedades en las que me estaba reflejando, un grito en mis oídos hizo que me estremeciera; "Ya no me escribes, ya no me llamas." Nada pude contestar, no tenía palabras... Pero reconocí al instante esa penetrante voz, ¡Era él!
La muchedumbre continuaba gritando "¡La nieve obstaculiza las calles!" Pero yo no conseguí ver esa nieve. Sin embargo sentí la brisa del mar, sentí el calor del sol rebotando en mi piel, el tacto de la arena en mi espalda... Traté en vano de cruzar la calle, cambiar de sentido, girar mi vida, cambiar de dirección... Pero un hombre me agarró con fuerza del brazo, "Son las 3 de la tarde, es demasiado pronto para eso." De nuevo no supe reaccionar pero entendí completamente lo que me quiso decir, pues también pensé que sería demasiado tarde para el resto, y es que estaba tratando con una "Matriz Hipercompleja".

¡ No podía faltar ! P L A C E B O

Isabel Coixet

Otro clip de Paris Je T'aime. Cuánto menos curioso!!