A veces me aferro a esta idea e intento seguirlo pese a los resbalones, pues hay cuestas hacia arriba que parece imposible rebasar pero no lo son tanto y siempre he llegado a la superficie, incluso pese al viento en contra, pues todo en el camino no son arduas penas, sino que también hay bajadas y tramos llanos y rectos que hacen que una sonrisa dibujada en tus labios te empuje fuertemente contra la siguiente contrariedad.
Pero... ¿para qué algo sea real hace falta que sea tan difícil? ¿es necesario sentir que con cada contrariedad se va un poco de tu ilusión, que con cada peldaño escalado te queda un poco menos de vitalidad, que pese a cada logro conseguido aun estoy demasiado lejos de alcanzar la meta... es necesario todo esto para que sea realidad? ¿es algo menos valioso si es fácil?
Otras veces creo que me aferro a lo conocido por difícil que sea solo por el miedo de intentar algo nuevo, a veces lloro de impotencia al no ser capaz de deshacerme de la vía que sigo, incluso cuando encuentro un cruce, mi andadura parece no poder detenerse, no puedo desviarme a otra dirección y sigo siempre el sentido más doloroso. Incluso cuando parece que si existen otras vías más fáciles... siempre te elijo a ti.
¿Significa que será esa la dirección que he de seguir para llegar a mi destino? o... ¿Será que simplemente estoy muy equivocada y siguiendo una dirección interminable de derrapes constantes que ni siquiera me dejará rozar con la punta de los dedos mis deseos?
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