Es silencio de un sentir que ya no sabes como mentir.
El poder de la ilusión que hace que tiemble la razón.
La manía de la locura que nada más me ata que tu ternura.
El odio al miedo de saber que te vas y te alejas,
y atrás dejas lo que pudo, fue, y ya no será.
Jugar a la baraja de las cartas perdidas,
mientras las guardadas en el fajo
se van marchitando en el bolso del olvido.
Hay momentos de lucidez,
y de lucidos ojos empañados por triste agua salada
tratando de esconderse a contracorriente