Nos enfadamos una y otra vez ante las palabras de un amigo, ante una mirada que no era del modo del que la esperábamos, ante una persona que nos molesta sin ni siquiera hacernos nada... incluso ante un día de lluvia¡¡!!
Pero todos sabemos que el verdadero motivo del enfado no es por supuesto ese hecho tan vanal como unas gotas de lluvia, o esas palabras de tu amigo que no esperabas recibir. Precisamente en esta última frase está la clave. Y sí... hacemos que todo gire en torno a nosotros, escuchamos una canción y creemos que habla perfectamente de lo que nos está pasando en este momento, vemos una película y podemos meternos en la piel del protagonista pensando que cuenta nuestra historia, cambiamos incluso la historia principal en pequeños detalles para acomodarnos mejor a ella... pero eso no pasará cuando no estamos comparándonos con una canción, con una película, o con un objeto inanimado ¡¡!!
Continuamente estamos interactuando con nuestros amigos, padres, jefes, profesores... Y también queremos que ellos nos presten las condiciones perfectas para introducir nuestra vida en esas condiciones y poder justificar nuestros actos, de otro modo... Esperamos que ellos digan lo que esperamos, que nos apoyen en cada decisión, que todo esté a nuestro favor... Esperamos que esa persona nos de lo que le pedimos, anhelamos una determinada relación con esa persona y nos desesperamos si no actúa como queremos, buscamos mil y una explicaciones para que él o ella no haga lo que nosotros teníamos pensando que hiciera....
Por lo tanto... ¿Nos estamos cabreando verdaderamente por algo que hace el otro? ¿Nos cabreamos por algo que no hace? ¿O nos cabreamos por lo que nosotros pensamos que debe ser y por desgracia no es?
Si estamos de acuerdo en la última cuestión, tenemos ya bastante camino recorrido ¿No?
Si somos nosotros los que esperamos algo, los que creemos que pasará algo, los que necesitamos que algo se dé de cierto modo... ¿Por qué si vemos que algo no se da de ese modo, no hacemos algo para cambiarlo? Si nos molesta que otra persona no haga algo por nosotros, hagámoslo nosotros, o pongámonos en marcha para conseguir lo que queramos, en lugar de quedarnos en el sofá de nuestra calentita casa en frente de la tele pero sin verla, pensando porqué él no te respondió como quisiste, o porqué ella no te dijo lo que sabía. Si algo nos molesta, hagamos algo para cambiarlo!
Desde la teoría de la inteligencia de Sternberg se afirma que las persona inteligentes saben adaptarse a la situación, además si no pueden hacerlo saben cambiar de situación y seleccionar una que les convenga, y además, si esta opción no es posible, saben moldear la situación para conseguir lo que desean.
¿Te incluyes tú en este grupo?