jueves, 5 de enero de 2012

Eso aprendí.

Hubo un momento en el que el año no tenía estaciones, los días ya no tenían horas, los lunes eran iguales que los viernes. Hubo un momento donde las carreteras no tenía kilómetros, tampoco millas, los billetes de viaje no costaban dinero, ni tenían destino. Hubo un momento en el que ese "erase una vez" que todos hemos escuchado tantas veces, significa a la vez el principio y el final, pues yo ya no escuchaba erase una vez, sino "erase un fin".

Fue un momento donde las sonrisas se escondían, los ojos no miraban hacia delante, y las lágrimas se empeñaban en no salir. Los sentimientos se ocultaban bajo una máscara sin expresión, bajo una mirada sin brillo.
Confundida, vagaba con mi abrigo de piel en mis tardes de verano, y descalza pisaba la nieve del invierno. No sentía calor, tampoco frío, no sentía dolor, tampoco miedo, se me olvidó reír, y ya no se escuchaba el latir del corazón.
Nada tenía sentido si no tenía lo que durante tiempo ansíe.
Hubo un día que las palabras enjauladas quisieron salir, pero mi voz estaba perdida, mis gritos inaudibles rompieron mi cabeza, y de mi estado de letargo me hicieron salir.
Comprendí entonces que necesitaba volver a ti, que lo que nos separa no es el miedo, la tristeza, la ira, la rabia, el dolor, no, quién nos separa somos nosotros, y nuestra poca fuerza para agarrarnos al mundo girando.
Comprendí también que si te dejas oír te escuchan, que si quieres una mano tendida sólo has de mirar a sus ojos, que si necesitas calor a tu lado sólo has de arrimar tu hombro.


Y ese día entendí que no podía seguir escondiéndome, que no podía salir corriendo, que no podía seguir caminando con el único acompañante de mi sombra en el suelo.
Lo que necesitas muchas de las veces, es sólo confianza en ti, para hacer todo aquello que tus emociones negaron, cerrándole la puerta a los sentimientos, dándole un portazao incluso al dolor. Vive para ti, y no olvides escucharte, escuchar tus deseos, y necesidades, y cúmplelos! ¡Siempre!
Aprendí entonces, que hasta de los finales puedes reírte, pues pueden no serlo tanto.


Eso aprendí.

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